La Unión es un municipio español de la Región de Murcia. Pertenece a la comarca del Campo de Cartagena y al partido jurídico de Cartagena.
La historia del territorio de La Unión está indisolublemente ligada a la historia del desarrollo de la minería de la sierra litoral de Cartagena-La Unión.
El asentamiento más antiguo del municipio se encuentra en la pedanía de
Portmán, topónimo cuyo origen está, no de un supuesto catalán o catalanizado
Port Many, sino de una forma
romance Port Mágn o
Port Mán, previa a la presencia catalana y estancado en su evolución fonética por haber sido transmitida por el
árabe durante la ocupación musulmana (está atestiguada la forma
Burtuman al-Kabir, 'Burtumán el Grande'), teniendo como étimo remoto el
latín dialectal
Portu Magnu y este a su vez la forma gramática clásica
Portus Magnus, resultado en el cual influyó finalmente la fonética local del
dialecto murciano que pronuncia la voz como
Pormán o
Polmán.
En toda la sierra minera abundan yacimientos arqueológicos que atestiguan la explotación de las minas desde tiempos inmemoriales. Por el puerto de Portmán, de las minas romanas de
Carthago Nova se exportaban lingotes de
plata,
plomo,
hierro,
cinc, y otros minerales a todo el Imperio.
Debido al rápido y pingüe desarrollo de la minería durante el siglo XIX, las
corporaciones pedáneas de Garbanzal, Herrerías y Portmán decidieron secesionarse de
Cartagena a fin de fusionarse en municipio y Ayuntamiento propios con el nombre de Villa de El Garbanzal (1 de enero de 1860).
Portmán seguiría sirviendo entonces como puerto minero. Sin embargo, pronto las desavenencias entre los pobladores de los principales caseríos (Garbanzal y Herrerías) condujeron al cambio de nombre del joven municipio, que pasaría a llamarse "La Unión" a partir de 1868. En 1894, la villa recibiría el título de ciudad. Una considerable inmigración de andaluces almerienses, jienenses y granadinos, venidos a trabajar en las minas de la localidad, contribuyó al especial carácter etno-cultural de la ciudad, ciertamente afín al de la Andalucía oriental (en especial, en lo relativo al cante de las minas -
cante jondo).
El trabajo en las minas no dejaba de ser una actividad peligrosa. Los trabajadores carecían de garantías laborales, sus horarios eran disparatados y en unas condiciones lamentables, expuestos a enfermedades irreversibles que les perseguirían toda su vida, y con unos salarios que no recompensaban todo el esfuerzo que realizaban los mineros, que bajaban cada día a los túneles arriesgando sus vidas (la minería tiene la mayor tasa de lesiones mortales entre todas las industrias). Los mineros tenían que trabajar en un entorno de
sulfatos y
silice (que causaba
silicosis). La presencia de heridos, víctimas de las labores mineras, era cotidiana, llegando a crearse un espacio exclusivo para ellos, el Hospital de Caridad de
Portmán. Además, la mayoría de la fortuna generada por el mundo minero marchó fuera de las fronteras unionenses. Con la plata de sus minas se construyó, por ejemplo, el Palacio de Aguirre o la casa señorial de la calle Jabonerías de
Cartagena (hoy parroquia de San Antonio).
A partir de 1919 se iban agotando los yacimientos y los minerales eran cada vez más pobres en plomo y plata. Tras la Primera Guerra Mundialdisminuye considerablemente la demanda de mineral de plomo (hasta entonces utilizado en la fabricación de proyectiles, entre otros usos), causando esto una severa decadencia con el correspondiente éxodo (al parecer, la ciudad había llegado al alcanzar la cima de los 90.000 habitantes de facto hacia finales del XIX).
Ignorancia, incuria y lucro permitieron a partir de entonces el derribo de una interesante arquitectura decimonónica, de la que aún quedan ciertas muestras como el antiguo Mercado y las casas Plazas, Piñón, antiguo Telégrafos y otras varias en las calles Mayor y Real. En 1940, el Ayuntamiento y sus archivos fueron pasto de un fatal incendio, lo que hasta hoy dificulta el estudio histórico de esta interesante población, ejemplo de una colonización que, tardía en la misma península, era contemporánea a la que se llevaba a cabo en regiones mineras de las Américas. Queda pendiente un estudio de este curioso paralelismo.
La mejora económica y minera llegó más tarde, a partir de los años de la decada de 1950, con la modernización de los métodos de explotación minera, reutilizando zonas explotadas y abandonadas en épocas anteriores, aprovechando los materiales de desecho abandonados por sus antiguos pobladores. En estos años la compañía multinacional
Peñarroya emprendió entre 1957 y 1988 un monopolio de explotación en la Sierra Minera de La Unión. En el año 1988, con una situación ya de claro retroceso, el monopolio cambia de manos, esta vez a las de una compañía comarcal, Portmán Golf, que pretendió conjugar una minería marginal con el aprovechamiento turístico del entorno de Portmán. En 1991, después de dos milenios de explotaciones, se procede al cierre definitivo de las minas. El agotamiento de los criaderos y explotaciones no hacía posible ni rentable la perduración del negocio. La extrema contaminación de Portmán levantaba cada vez con más fuerza la alarma social.